Hoy en día no se duda de que existe una brecha digital generacional, entre padres e hijos, una brecha que separa a los que han nacido en un mundo dominado por la nuevas tecnologías (los hijos) del resto de personas (los padres). Se afirma que los chavales son nativos digitales porque manejan la tecnología desde la cuna. Los padres serían "inmigrantes".
Dentro de los 'inmigrantes', diferencia dos tipos: los casi nativos o naturalizados, padres de menos de 30 años (con excepciones, claro), sobre todo en materia de videojuegos, y los que viven absolutamente ajenos a Internet: "no saben qué son las redes sociales, ignoran que en Facebook puedes contactar con gente que no conoces, no saben a qué juegan sus hijos ni con quién ni son conscientes de lo que supone que los adolescentes estén solos".
La expansión de teléfonos inteligentes ha ampliado aún más esa brecha. Se dan muchos casos en los que a partir de 9 o 10 años, los chavales tienen smartphones con capacidad muchas veces superior al móvil de sus padres.
- Proteger los dispositivos con contraseñas y tener la localización activada por posibles riesgos de robo.
- Control de horarios, sobre todo, a la hora de hacer los deberes y de irse a la cama.
- Los padres deben estar en las mismas redes sociales que sus hijos para que así puedan actuar de modelos. Ellos deben saber qué imágenes y comentarios poner. Los hijos tenderán a mimetizar o copiar las conductas de sus padres.
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